El bullying psicológico es uno de los tipos de acoso escolar que existen y, es muy importante conocer sus características, ya que existen diferencias entre los distintos tipos de bullying, como por ejemplo, entre el bullying escolar y el sexual.

Cuando queremos conocer que es el bullying psicológico, nos referimos al que se produce por las persecuciones, intimidaciones, chantajes, insultos verbales y escritos, miradas desagradables constantes, señales obscenas, manipulaciones, u amenazas de cualquier tipo hacia la víctima, con el objetivo de someter a la persona que lo sufre y reforzar el poder de los agresores, respecto a otras figuras de autoridad, como son los profesores. Todas estas acciones menoscaban la autoestima, confianza, concentración y, en definitiva, la personalidad de quien lo sufre, llegando a incrementar sus miedos y, su vulnerabilidad. Es de los que mayores consecuencias provocan en la persona que lo padece, teniendo un impacto negativo para su desarrollo y toda su vida adulta, generando preocupaciones excesivas, estrés continuo, e incluso, en los casos más severos puede llevar al suicidio de la víctima.

Estado de alerta

Existe evidencia científica que las víctimas de bullying psicológico durante su infancia y adolescencia, presentan mayor prevalencia a enfermedades como trastornos de la ansiedad, y además, presentan un bajo nivel de bienestar emocional, puesto que la víctima está inmersa en un continuo estado de alerta, ya que en cualquier momento se pueden materializar las continuas amenazas recibidas, tener mucha precaución con lo que dice y lo que hace, para no dar más motivos a generar nuevas persecuciones o chantajes. Todo esto provoca que genere un estado de alerta desproporcionado y continuado en el tiempo, que también, le hace desconfiar en exceso de todas las personas.

Detectar el bullying psicológico es muy complejo y difícil porque los hechos violentos no arrojan daños físicos y son llevados a la práctica de forma muy discreta. Razón por lo que la clave radica en la prevención escolar. Para detectarlo de manera precoz, lo mejor es poder gozar de que los padres mantengan una comunicación cercana, de confianza, abierta y basada en el apego seguro y respeto mutuo, pero bien es sabido que no siempre es posible de gozar de un entorno que cumpla estas características, para proporciona seguridad y fortaleza para que el niño comunique en todo momento cualquier problemática que pueda tener. También es importante estar atentos a todos los comportamientos del niño y poder detectar con la mayor brevedad posible la presencia o ausencia de las siguientes y diferentes señales en su comportamiento diario:

  • Modificación de sus conductas y rutinas de manera repentina.
  • Labilidad emocional sobredimensionada, que le produce cambios de humor constantes.
  • Se muestra especialmente triste durante mucho tiempo, con síntomas depresivos y, baja autoestima.
  • Dificultad para conciliar el sueño y pesadillas.
  • Modificación de sus hábitos alimentarios. Presentan momentos de negarse a comer, con otros de alimentarse compulsivamente.
  • Presencia de síntomas psicosomáticos, es decir, dolores somáticos, como dolores musculares, sin causa que los justifique. Pude llegar a fingir enfermedades.
  • Se niega a ir al colegio y a todas las actividades que se enmarcan dentro del entorno escolar, de manera sistemática y reiterada de forma desmesurada y exagerada, incluso cuando son actividades lúdicas y excursiones ligadas a los intereses del propio niño. Además, prefiere que lo acompañes hasta el colegio, desea que lo esperes a la salida, no quiere jugar con niños de su clase y, prefiere pasar el tiempo en casa o, con niños más pequeños.
  • Sale el último del colegio para salir solo, o todo lo contrario, sale muy rápido como si estuviera huyendo.
  • No habla nada de su día a día y se molesta, o irrita, cuando se le pregunta.
  • Presenta dificultades para relacionarse con otros niños y no desea jugar ni tener relaciones con ninguno de su colegio.
  • El rendimiento escolar se ve afectado de forma gradual.

Finalmente, es muy importante tener claro que, si como padres detectamos estos signos en nuestro hijo, debemos mantener la calma antes de denunciar el caso como bullying escolar. También, no debemos culpabilizarnos porque esto no significa que seamos malos padres y, trasmitir seguridad y confianza a nuestro hijo, hacerle saber que no está solo, para poder gozar de un clima relajado y comunicarlo a los profesores de una forma adecuada, para tomar las acciones y medidas necesarias con la finalidad de que nuestro hijo no sufra mayores consecuencias y se finalice el caso con la mayor celeridad posible de una manera segura.